Un lugar de encuentro con UNO MISMO

"No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo exiges. Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida. Lo mismo es aplicable a la felicidad. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento".


OLGA B. CORONEL
Vidente Natural - Psicologa Transpersonal

ALI TUROWIEZ
Psicoterapeuta Familiar

SEBASTIAN A. GALEANO
Maestro Zen































































jueves, 28 de julio de 2011

Las Manos Abiertas

 

Un día un chico de trece años paseaba por la playa con su madre.
Hubo un momento en que la miró con insistencia y le preguntó:
- Mamá, ¿qué puedo hacer para conservar un amigo que he tenido mucha suerte de encontrar?
La madre pensó unos momentos, se inclinó y recogió arena con sus dos manos. Con las dos palmas abiertas hacia arriba, apretó una de ellas con fuerza. La arena se escapó entre los dedos. Y cuanto más apretaba el puño, más arena se escapaba. En cambio, la otra mano permanecía bien abierta: allí se quedó intacta la arena que había recogido.
El chico observó maravillado el ejemplo de la madre entendiendo que, sólo con apertura y libertad, se puede mantener una amistad, y que el hecho de intentar retenerla o encerrarla, significaba perderla.

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