A lo largo de la vida se presentan situaciones que pueden provocarnos inquietud o malestar. Son las piedras del camino que nos hacen perder el equilibrio, pero que también son enseñanzas de vida. Aceptar las dificultades es imprescindible si queremos encontrar soluciones. Así nos podremos conocer mejor para recuperar la armonía y la serenidad.
La vida está llena de situaciones que nos alteran, de transformaciones. La propia existencia es una sucesión de cambios que nuestro ser puede percibir como ondulaciones de nuestro estado de ánimo.
Creo, que lo importante es saber asumir los cambios y las crisis como parte natural de nuestro paso por la vida, de nuestro proceso de crecimiento como personas. Cuando aceptamos, dejamos de resistirnos al problema y nos ponemos a trabajar para solucionarlo. A veces, perdemos el sosiego y nuestra vida, nuestro lago… se enturbia con “piedrecillas” que solo provocarían ligeras ondulaciones. Sin embargo, muchos tendemos a convertirlas en grandes olas.
Para retornar a la serenidad interior hay que actuar en vez de reaccionar. Responsabilizarse de nuestras propias acciones, sin buscar elementos externos a los que culpabilizar nos permite sentirnos más libres para poder expandirnos como personas y retornar a nuestro equilibrio.
Sólo en nuestro interior encontraremos el equilibrio que buscamos para sentirnos templados y serenos.
“Tú no puedes evitar que las aves del infortunio vuelen sobre tu cabeza, pero sí que puedes evitar que hagan nido en tus cabellos”
Vivamos las crisis como oportunidades para crecer, aceptemos las turbulencias que producen en nuestro lago emocional sin complicarlas más de la cuenta y confiemos en recuperar nuestra serenidad, siendo cada vez un poquito más sabios.
La vida está llena de situaciones que nos alteran, de transformaciones. La propia existencia es una sucesión de cambios que nuestro ser puede percibir como ondulaciones de nuestro estado de ánimo.
Creo, que lo importante es saber asumir los cambios y las crisis como parte natural de nuestro paso por la vida, de nuestro proceso de crecimiento como personas. Cuando aceptamos, dejamos de resistirnos al problema y nos ponemos a trabajar para solucionarlo. A veces, perdemos el sosiego y nuestra vida, nuestro lago… se enturbia con “piedrecillas” que solo provocarían ligeras ondulaciones. Sin embargo, muchos tendemos a convertirlas en grandes olas.
Para retornar a la serenidad interior hay que actuar en vez de reaccionar. Responsabilizarse de nuestras propias acciones, sin buscar elementos externos a los que culpabilizar nos permite sentirnos más libres para poder expandirnos como personas y retornar a nuestro equilibrio.
Sólo en nuestro interior encontraremos el equilibrio que buscamos para sentirnos templados y serenos.
“Tú no puedes evitar que las aves del infortunio vuelen sobre tu cabeza, pero sí que puedes evitar que hagan nido en tus cabellos”
Vivamos las crisis como oportunidades para crecer, aceptemos las turbulencias que producen en nuestro lago emocional sin complicarlas más de la cuenta y confiemos en recuperar nuestra serenidad, siendo cada vez un poquito más sabios.
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