SOY COMO SOY, Y NO COMO QUIEREN QUE SEA.

Tu alma sufre por no mostrarse tal y conforme es, por querer agradar al mundo tu personalidad se diluye, pasa a un segundo plano.

Quieres empatizar con las personas, y cuando te relacionas con ellos muestras lo que a ellos les gustaría que fueses, ríes sus gracias, te comportas como ellos esperan y sigues conversaciones que bien poco te importan o las sientes como banales.  En el fondo eres tan sensible  que quieres agradar a todos y agradar está bien, siempre y cuando seas tú mismo siempre, pero la cruda realidad es que no podemos agradar a todo el mundo, a todas las personas, eso es cuestión de afinidad  y de vibración.

En realidad no te estás haciendo ningún favor, sino todo lo contrario, estás desconectado de ti mismo, de tu verdadero ser cuando actúas de este modo, por que en el fondo ni empatizas, ni te sientes bien contigo mismo. Estas reprimiendo tu naturaleza, estás mostrando a los demás  una persona que no eres y eso se nota muchísimo en las relaciones personales, y lo peor de todo es que te estás engañando a ti mismo y esta actitud tarde o temprano te llevará al caos más absoluto y profundo.

¿Pero cómo salir de ahí? Quizá pienses que si te muestras tal y conforme eres dejarás de caerle bien a la gente, a ese círculo de amistades, trabajo y demás…, y qué, digo yo…,¿qué ocurriría si así fuese…?  ¿Tienes miedo de quedarte solo? Tal vez sea así, y te quedes temporalmente solo, pero vale la pena, ya que te darás cuenta de muchas cosas y saldrás renovado. Sería  más bien una liberación interior extraordinaria.

Tal vez  el que nos comportemos de este modo es debido a unas normas de civismo mal entendidas, quizá nos dijeron que no había que mostrar  nuestras emociones en público, o que había que mantener una cierta distancia afectiva para no implicarse demasiado, etc, etc, y eso mantenido en el tiempo y heredado de un inconsciente colectivo haya provocado un arquetipo de falsedad involuntaria, pero altamente pernicioso para nosotros y nuestra evolución espiritual.

El respeto hacia las demás personas está muy bien, pero esto no implica que suprimamos nuestra personalidad para agradar a cualquier precio, o que reprimamos nuestra espontaneidad, creatividad, alegría, tristeza o cualquier otro estado anímico en el que nos encontremos en un momento dado.

¿Cuántas veces has reprimido  que aflore tu verdadero ser?

Si tú te muestras  tal y conforme eres, estás ejercitando  la sinceridad y el respeto contigo mismo,  por lo tanto, esto se ve reflejado hacia el exterior y te hace brillar con luz propia sintiéndote sano y jovial

Está claro que no le podemos caer bien a todos, pero lo que sí podemos hacer siempre es mostrarnos como somos, con nuestros defectos y con nuestras virtudes y desde luego si nos quieren, nos aceptarán  sin querer manipularnos, cambiarnos, o sin querer que nos comportemos de tal o cual manera. Así que  tú eres el que te  impide ser tu mismo siempre.¡¡Piénsalo!!